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lunes, 25 de noviembre de 2013

Mis reflexiones sobre el 25 de noviembre

Foto: http://ninadefensoradeanimales.blogspot.com/
 

Por lo que veo, hay una gran confusión en cuanto a 'eliminación de la violencia contra la mujer', así que hoy en las redes sociales veía compartir CUALQUIER COSA, y no creo que se pueda combatir este fenómeno cultural con tamaña imprecisión

Personalmente me gusta decir que la violencia es una sola, aunque se manifieste de mil maneras, y no me parece que sea atribuible a un colectivo y no a otro. Sin embargo, si en este momento estamos hablando de un concepto x, hablando de tal tema hay que ser específicos. Es decir que si hablamos de la extinción de los dinosaurios no hablaremos aquí y hoy del drama de la extinción del lobo ibérico, sin restar importancia a ninguna de las dos cosas, nos limitaremos a los dinosaurios para seguir el hilo del discurso. No me parece bien hacer una mezcla de anécdotas con el único punto en común de que una mujer los protagonice.

Ya me cansé de la (des)información sumaria de los telediarios que, aprovechando de la atención del público sobre el feminicidio, para lucrar, añaden a la estadística 'de lo que va de año' la muerte de una mujer cuando aún se desconocen las causas y a lo mejor la pobrecita se cayó de una escalera mientras limpiaba cristales. Esta macabra especulación no es útil para la causa. Y, lamentablemente, la información compartida sin ánimo de lucro por la gente en las redes sociales a menudo tiene el mismo estilo.

Otra faceta de esta generalización es el prejuicio positivo (pero siempre perjudicial) al que me tuve que enfrentar más de una vez, cuando una que otra organización de mujeres me quiso incluir en un evento o proyecto, o en una red, no tanto porque le ha gustado mi blog, sino porque soy mujer. Las pocas veces en que no tuve la valentía de rechazar invitaciones similares... al cabo de muy poco tiempo esas relaciones se desgastaron, porque es evidente que a parte de ser mujer tengo mi personalidad y si no estoy de acuerdo con la ideología del grupo, antes o después y por inclusivas que deseen ser, me verán como un obstáculo. Tampoco me gustaría obtener consideración, espacio, reconocimientos, etc. por el simple hecho de ser mujer. Así como no me gusta ser discriminada, tampoco me gusta ser incluida por mi género y no por el valor de un trabajo mío. 

Reaccionando a esta desilusión de ver la sopa de un poco de todo que fue hoy la conmemoración de este día en las redes sociales, pensé de averiguar la historia de esta fecha... y tuve una segunda desilusión. Por supuesto respeto a todos los difuntos y respeto la historia de cada país, dicho esto me parece poco adecuado relacionar la conmemoración de hoy con la tragedia de las hermanas Mirabal. Quien lo decidió habrá tenido sus razones que desconozco, respetables también. Solo puedo decir que si dependiera de mi, el asesinato de las hermanas Mirabal se consideraría un crimen relacionado con los conflictos armados (revoluciones, guerras, guerrillas) o un crimen político. Condenable, claro, por ser un asesinato. El hecho de que la muerte de las tres hermanas haya conmovido el pueblo, que luego dio más apoyo a los revolucionarios (según leo), a mi humilde parecer puede que se deba a que, dentro de un conflicto armado, se considera peor el asesinato de una mujer que el de un hombre. Y este concepto no es feminista, tampoco tiene que ver con algún tipo de evolución del rol de la mujer. Si provoca más conmoción el asesinato de mujeres (DENTRO DE UN CONFLICTO QUE HACE VÍCTIMAS DE TODO GÉNERO), puede que esto se deba a la cultura patriarcal que ve a la mujer como el 'ángel de la casa' y al hombre como el que se enfrenta a los peligros. O al antiguo matriarcado de muchos pueblos originarios de América, que considera más alto el valor de la mujer, y por lo tanto peor la pérdida de un miembro femenino de la comunidad. En mis palabras no hay juicios: no estoy juzgando este sentimiento, no estoy juzgando el patriarcado o el matriarcado y tampoco estoy juzgando la historia de un país que conozco muy poco. Lo que me extraña es que se asocie un hecho perteneciente a una revolución a una conmemoración que quiere frenar el asesinato de mujeres 'por ser mujeres', o por defender la emancipación de la mujer, no por ser miembros de un movimiento revolucionario que quiere quitar el poder a una dictadura, movimiento que incluía hombres que también se vieron perseguidos por su gobierno. Me parecería mejor recordarlas en ese marco, como miembros de aquel movimiento.

Si alguien tiene más información sobre el asunto y quiere comentar me podrá ayudar a entender mejor, por el momento esta es mi opinión.

Peor aún, a mi parecer, es la costumbre que tienen muchas ONG y asociaciones de decir que la víctima mayor de la guerra es la mujer. Que la mujer lleva la peor parte en el desastre total que es una guerra... es mentira, no tengo palabras más gentiles para definir esta frase manipuladora, que además es innecesaria porque hay muchas agresiones que sufren las mujeres debido a su condición de mujeres, no es necesario añadir lo que no tiene nada que ver. En realidad en la mayor parte de los países del mundo quien arriesga su vida en tiempo de guerra es el hombre, mi abuela contaba historias terribles de torturas y humillaciones, pero quien no estaba allí para contarlas era mi abuelo. Así de simple. Hablo de hechos que recuerdo.

Sobre la violencia de género como la entienden las leyes modernas, también veo que los medios de comunicación difunden noticias contradictorias, creando un estado de confusión en nuestra vida diaria, aquí en España. Esto se debe a que la información es tendenciosa. No se limita a describir los hechos, y a menudo tampoco propone varias perspectivas. Es posible ver dos reportajes en el mismo canal a horarios diferentes que digan dos cosas completamente contrarias. Esto está pasando también con la lucha contra la violencia de género, porque hemos empezado hace años (a raíz de un estupendo movimiento espontáneo de la población que pedía medidas de protección para las mujeres amenazadas por sus parejas o ex parejas) a escuchar historias de mujeres maltratadas y, luego, cuando se estableció una ley que ahora de hecho discrimina el hombre (ya que el acusado de maltrato es arrestado y alejado a veces también de sus hijos sin pruebas, sólo sobre la base de la denuncia de una mujer) y tenemos que lidiar con el problema de las denuncias falsas, también se hacen reportajes sobre el hombre víctima de denuncia falsa. Pero las dos cosas se alternan en los noticieros sin aparente conexión. 

No se cuanto sea útil evolucionar como dos binarios paralelos, puesto que en los dos casos se habla de derechos humanos. Así no se evoluciona, se crea una extraña carrera cuyo punto final me queda oscuro.

Aquí abajo os hablaré un poco de mi experiencia personal para explicarme mejor, describiendo hechos que luego cada uno de vosotros podrá interpretar como desea.


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Llegué a España hace 8 años, y me quedé porque una denuncia contra mi ex por crímenes muy graves contra mí y mis dos primeros hijos parecía tener valor en este territorio, en otros no me había valido para defenderme. Mi agradecimiento es muy grande, aunque siempre puse en claro que si la ley contra la violencia de género me puede ayudar a alejar a una persona extremadamente peligrosa, se trata de una casualidad. En mi caso, él no me agredía por ser mujer. Ni mucho menos por celos o problemas de pareja. Nuestro conflicto se debía a otros asuntos. Puesto que de alguna manera debía salvar la vida de mis hijos y la mía, acepté apoyarme a esta ley y espero que en un próximo futuro haya una legislación más amplia que sepa proteger al ciudadano en todo caso.

Más adelante me he dado cuenta de que si por una tonta pelea condominial quien me llega a amenazar es una vecina de muy mal carácter y con cara de delincuente de película... no le hacen nada porque no es hombre, y yo me quedo con el problema. Así están las cosas. 

Bueno, puse mi denuncia, en aquel entonces, contra mi ex pareja. Por mi sorpresa, los policías dieron inmediatamente valor a mis travesías y valoraron mi vida dándome protección (es decir indicaciones sobre quien llamar si el delincuente se acercaba otra vez y la seguridad de que hubiera ido a juicio si lo hubieran encontrado), cosa que no sucedía en el país donde vivíamos anteriormente (otro país europeo) y donde me sentía totalmente desprotegida ya que por grave que fuese la situación los agentes se limitaban a intentar convencernos a salvar nuestra relación de pareja, que por mi parte ya no existía. Es algo extraño llamar a la estación de policía pero recibir prácticamente la visita de psicólogos improvisados, y me alegro de haber dejado atrás esta experiencia.  

Puedo hacer dos consideraciones sobre esta situación: 

a) los agentes de policía españoles no se podían creer que en otras partes de Europa no fuese lo mismo. Al mismo tiempo me doy cuenta de que estos pasos que España quiso dar en este sentido, en pos de la protección de la mujer (sin entrar ahora en el tema de la ética, que si es justo o injusto tener estas leyes) no hicieron noticia en el exterior. No se sabe. Y en las redes sociales no veo que las noticias de leyes que apoyan a la mujer se compartan mucho, no hacen noticia porque ahora es la época de compartir las noticias de leyes machistas, aunque haya que ir a buscarlas en continentes exóticos.

b) mis vecinas, mis primeras amistades, la gente de España que conocí, me decían que no me debía emocionar tanto ya que hasta hace poco la situación aquí era exactamente igual a la que yo enfrenté en mi país de origen (psicólogos en uniforme policial, desprovistos de leyes e indicaciones que les permitieran apoyar a una mujer en situación de peligro). Por eso no me gusta apoyar a las manifestaciones feministas que surgen cada vez que un policía aconseja a una chica no salir de noche... porque pienso que los agentes trabajan según las indicaciones que reciben, con las herramientas que tienen, y quien determina si hay herramientas diferentes que se les puedan dar es el pueblo, que las pide al gobierno. Y esto pasa cuando cambia la cultura general de un pueblo, hecho de mujeres y hombres. 

Otro asunto es el de las varias Fundaciones de la mujer que abrieron y que en mi caso han sido una gran desilusión, no me pudieron ayudar, no tenían herramientas adecuadas (llegas a pedir un refugio, es decir casa y trabajo para sobrevivir, en un edificio lujoso que ofrece cursos de baile o de pintura y consultas de abogados que pero no llevarán tu caso y no volverás a ver, así que, siendo la ley interpretativa, te habrán confundido las ideas con indicaciones contradictorias) y complicaron mi situación, además de tratarme mal si reclamaba. También he visto que muchas mujeres salían de allí desilusionadas e indignadas, pero no tenían la valentía de reclamar. Aún así, cada vez que hablé con agentes de policía o asistentes sociales en estos años, me recomendaron ir a la Fundación de la Mujer. Es decir que las otras instituciones creen en su funcionamiento, y yo personalmente puedo hablar de su mal funcionamiento sólo en la región en que me encontraba en aquel entonces, Bahía de Cádiz, Andalucía, esto para ser exactos.

En estos años también vi como los políticos llenan sus discursos de frases contra la violencia de género, pero me parece que el movimiento real se hizo entre la gente, recuerdo con emoción cada manifestación para recordar a mujeres asesinadas por sus maridos y comparto con la gente la desilusión que despertaron las numerosísimas denuncias falsas de mujeres que han aprovechado de esta ley para obtener beneficios como pequeños subsidios o la custodia exclusiva de los hijos a cuesta de las tragedias sufridas por otras. Tod@s l@s que quisimos un cambio positivo nos hemos entristecido al ver este indeseable desenlace de los acontecimientos.

Os dejo compartiendo con vosotr@s la esperanza de que el género humano sea capaz de mejorarse.

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