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miércoles, 22 de diciembre de 2010

Nuestras motivaciones


Si nos tomamos la libertad de considerar nuestras responsabilidades y de analizar cual es nuestra influencia en la situación mundial, se hace necesario intentar detectar nuestras motivaciones.
Podemos haber escogido o aceptado el papel que estamos desempeñando por comodidad, por interés o bien podemos haberlo aceptado sin saber proponer algo diferente. 

A cada situación corresponde una motivación, es lógico, y cada un@ de nosotr@s puede darse respuestas al respecto. Más adelante analizaremos las particularidades de nuestra vida diaria, ahora voy a poner solo un ejemplo que esclarezca el concepto expuesto arriba:
¿a que se debe la escasa participación de la mujer en la política? Quiero decir: ¿Por qué (DESDE EL PUNTO DE VISTA DE NOSOTRAS) en el mundo hay menos mujeres presidente respecto a los hombres? ¿Por qué no hemos tenido derecho de voto hasta los años 30, en España? 

A esto se puede responder de mil maneras: 

  • puede ser que hayamos preferido manipular la situación entre bastidores, sin dar la cara
  • podemos haber sufrido de falta de autoestima, creyendo no ser al altura
  • la falta de corporativismo puede habernos dejado al margen, ya que podemos haber puesto delante de todo la competición entre nosotras y el individualismo, en lugar de establecer derechos para todas
  • la tendencia a confundir el amor (o la fe religiosa) con la perdida de nuestra personalidad puede haber influido (de hecho, en su mayoría, las primeras mujeres que han votado preguntaban a sus esposos cual ideal apoyar, según cuentan algunos ancianos, y su propensión a dejarse influenciar daba poca credibilidad a sus votos, como se puede leer en este estudio.)
  •  la fachada como valor absoluto, el mantener a la familia unida sin permitir diversificar las opiniones, puede haber sido el ideal de nuestras abuelas
  • puede haber sido un conjunto de concausas como las citadas
  • puede que simplemente nuestros intereses principales fueran otros
Otras versiones de los hechos, que no se me ocurren al momento, serían un aporte valioso, si quieren dejar comentarios. A pacto que no se empiece a escribir: 

‘A las mujeres se les ha mantenido afuera de la política por tantas décadas’, 

como se suele decir. (¿Y donde está el sujeto? ¿Quién ha mantenido a las mujeres en casa? ¿Los padres (y las madres)? ¿Los dioses? ¿Sus esposos y hermanos hubieran podido aguantar una huelga de parte de la mayoría de sus compañeras, si jamás se hubiese dado?) Esta versión ‘oficial’ que deseamos cuestionar es un error, debido al número de mujeres existentes no se puede considerar nuestro colectivo como una menoría desfavorecida. Una menoría, quizás, se puede discriminar. Pero una mayoría (un grupo mayoritario) no. La única manera de subyugar a una mayoría es la de tener apoyo militar desde el exterior, pero en nuestro caso es imposible, ya que nosotras las mujeres somos mayoría a nivel mundial.

Imagínese, en lugar de eso, el titulo de un capitulo en un libro de historia que pusiera:

‘La mujer participó en las elecciones democráticas con su voto a partir de los años 30’ 

¡Que diferencia! La información resulta más verdadera y se transmite una postura rica de dignidad a los estudiantes, con respecto a la figura de la mujer. ¿No os parece?

Sería verdaderamente interesante ir a averiguar las motivaciones de la mujer, los sentimientos que determinan sus acciones, etc. Las motivaciones de la mayoría y las motivaciones de las pocas revolucionarias que siempre han habido, en cada época y lugar.

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