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sábado, 27 de diciembre de 2014

Giulia Civita Franceschi, 'la Montessori del mar'



Os cuento 
una historia inspiradora,

comparto los valores de esta persona excepcional y he indicado en el título del post el apodo que le dieron en los pocos documentos que la recuerdan, aunque os debo aclarar que personalmente aprecio más su iniciativa que la de Montessori, sobre todo considerando el desenlace que esta última tuvo hasta hoy, en cuanto no soy partidaria de los institutos educativos para niños que tienen un hogar disponible (soy madre homeschooler en camino hacia el unschooling). 

Además, considero que los pequeños protagonistas de esta historia han sido afortunados al encontrar a alguien que supo ver incluso su condición 'desesperada' como una valiosa oportunidad de vida y no como un error que arreglar. Otro factor que valoro es que se trata de una persona que actúa en su ambiente de manera que sus habilidades armonicen, cosa muy diferente de las muchas iniciativas de personas que viajan a lugares lejanos con un plan preconcebido que quizá luego no encaje del todo con el ambiente o acarree consecuencias indeseadas. 

En todo caso, no encontré informaciones sobre Giulia en español por más que consultara el buscador y quise dedicarle este post, que cada uno de vosotros interpretará según su manera de ver, simplemente porque creo que recuperar acontecimientos del pasado tan valiosos y difundirlos sea útil. Espero que os guste y que os aporte lo que más os sea congenial.


~*~

Giulia Civita Franceschi 

(Nápoles, Italia 1870 - 27 de octubre 1957) 

dirigió entre 1913 y 1928 el "Caracciolo", un barco que se utilizó como espacio de acogida, aprendizaje e integración para los niños de la calle napolitanos de su época.

Nació en Nápoles, hija de Emilio Franceschi y Marina Vannini. Su padre era un conocido escultor y ebanista, quien se trasladó a Nápoles en 1867 (procedente de la región Toscana), donde estableció una escuela de tallado de renombre.

Franceschi jugó un papel central en la formación intelectual y moral de su hija Giulia, con quien tenía una relación de profundo afecto y confianza, al punto de elegirla como su colaboradora de mayor confianza en la conducta de su escuela-taller cuando todavía era una adolescente. En 1889, Giulia se casó con el abogado penalista Teodoro Civita, y su único hijo, Emilio, nació en 1891. 

En 1913 se hizo cargo de la embarcación "Francesco Caracciolo", donada por el Ministerio de la Marina a la ciudad de Nápoles como lugar de acogida para recuperar a los niños abandonados. Este tipo de iniciativa ya tenía precedentes en Italia: el barco taller "Garaventa" en Génova, en activo desde 1883 y que tenía como objetivo dar acogida a los jóvenes que salían de prisión, y la pequeña embarcación "Scilla" en Venecia, proyecto promovido por David y Elvira Levi-Morenos desde 1906, que funcionó como escuela de pesca para los huérfanos de los pescadores del Adriático.




El "Caracciolo" se proponía acoger a los huérfanos de los marineros a los niños de la calle de Nápoles (conocidos con el apodo de scugnizzi). En el curso de 15 años - entre 1913 y il 1928 - el barco dio la bienvenida a unos 750 niños que pasaron de un estado de abandono al tener una vida sana, civil y digna. Todo esto fue obra principalmente del genio pedagógico de Giulia Civita, quien fue llamada para hacer frente a la empresa por sugerencia de Enrichetta Chiaraviglio Giolitti y Antonia Persico Nitti (respectivamente hija y esposa de los famosos estadistas), quienes conocían y apreciaban su sensibilidad y su compromiso para con los niños pobres e indigentes. 

La embarcación-asilo, sin embargo, era en parte una institución militar y como tal no era compatible con la presencia de mujeres en puestos de liderazgo. Para eludir el obstáculo, el director designado, David Levi-Morenos, ideó la solución de designar "delegada" a Giulia Civita Franceschi para desempeñar su función.

Giulia inició su labor en agosto de 1913 y, en abril de 1921, por su voluntad, nació la SPEM, Escuela de Pescadores y Marineros, a la que dos años después el estado concedió el manejo de los lagos Fusaro y el Mar Muerto.

En 1925 se fusionó con la SPEM el Asilo Carlo Van den Heuvel (establecido gracias a la donación de la viuda Van Den Heuvel, la condesa Anna De Iorio) y se desallorraron, además de las actividades relacionadas con la pesca en los lagos, el cultivo de la caña de azúcar, del lino y de plantas medicinales. Giulia, directora de la nueva organización sin fines de lucro, tenía la esperanza de realizar un proyecto madurado en su mente: la acogida de niñas y jóvenes abandonadas - las "scugnizze" - en un proyecto de integración similar. De hecho, fue planeada la construcción de un edificio para las chicas en la ciudad de Miseno, pero el proceso de construcción, gravemente obstaculizado por intereses privados, se detuvo. 

En 1928, la experiencia educativa de Giulia Civita Franceschi fue interrumpida definitivamente por el régimen fascista, que se aproprió de cada realidad existente, persiguiendo su objetivo totalitario. Durante los años siguientes, Giulia llevó una vida retirada y se dedicó a editar escritos sobre la vida de su padre, además de preocuparse por el destino de las obras restantes del artista. Después de la guerra, se inscribió en Nápoles al movimiento UDI (Unión de Mujeres italianas), participando en campañas periodísticas para llamar la atención de la sociedad y de la política acerca del problema de la niñez abandonada, que resurgió como un mal social sin resolver, agravado por las consecuencias del conflicto.

Después de la Segunda Guerra Mundial, las intelectuales napolitanas Lieta Nicodemi y Olga Arcuno diseñaron un plan para solicitar la intervención pública de la ciudad de Nápoles en cuanto al problema de la niñez abandonada inspirado en el modelo educativo del "Caracciolo". Llamada a colaborar en este proyecto Giulia Civita, a pesar de las amarguras sufridas, respondió con un gran sentido de la responsabilidad, proporcionando una exposición comprometida y apasionada de su método, que ilustraba los resultados e instaba a no dejar que se marchitara la semilla de una experiencia tan fructífera. La oportunidad se le ofreció, gracias a los artículos de Lieta Nicodemi y Olga Arcuno, respectivamente, en los periódicos "Risorgimento" y "Solidaridad", y también por parte del Congreso de las mujeres napolitanas (29 y 30 junio de 1947), donde se le había reservado el discurso inaugural. En esa única exposición sistemática de su método es evidente la especificidad de la experiencia del "Caracciolo". Nos queda ese acto como experiencia educativa completa, una expresión del procesamiento más avanzado del pensamiento educativo contemporáneo. 

Giulia Civita Franceschi murió el 27 de octubre de 1957.



EL SISTEMA CIVITA


El original experimento educativo llamado "sistema Civita", en el curso de los 15 años de su desarrollo llamó la atención, despertando la admiración de los eruditos y recogiendo palabras de gran aprecio incluso por Maria Montessori. Numerosos estudiosos italianos y extranjeros que visitaron el barco en aquellos años quedaron entusiasmados con los resultados logrados. A principios de los años veinte, una delegación gubernamental japonesa visitó el "Caracciolo" con el propósito de extraer ideas para ser aplicadas en la reforma educativa en su país. Ni faltaron reconocimientos oficiales para Giulia como, por ejemplo, la medalla de oro que le entregó el ministro de Educación Antonino Anile en 1922, entre otros honores.





La expresión "sistema Civita" indica un método educativo original, adecuado para la recuperación y la integración de los niños en situación de riesgo de convertirse en jóvenes delincuentes. No se basa en los criterios de "corrección", sino en los principios de "educación", que se centra en el valor de la dignidad vinculado al trabajo, la solidaridad y los afectos. 

El punto de partida del informe de 1947 es el reconocimiento del valor y la especificidad de la niñez, de la centralidad de la persona en el proceso educativo y la consiguiente necesidad de individualización, de ahí la importancia de la observación del sujeto para comprender sus inclinaciones naturales y contribuir al desarrollo de las mismas. Este concepto hace referencia al principio de puero-centrismo que, con la declaración de que el niño, sus necesidades y sus capacidades están en el centro del proceso educativo, es la razón recurrente del "Activismo pedagógico". La centralidad de la persona en el proceso de formación que, en la experiencia del "Caracciolo", es al mismo tiempo un proceso de redención social, se conectan lógicamente:

● el concepto holístico de 'persona' como una unidad        psicofísica con la consecuente valorización del juego  como experiencia formativa para el crecimiento del  cuerpo y el espíritu;

● el principio de disciplina como autodisciplina, como    "responsabilidad" e "internalización de la norma" que    no requiere, por lo tanto, el uso de un sistema de  premios y castigos: en el "sistema Civita" los adultos  educadores en vez de dar órdenes y comandos, dan  consejos, ayuda, ánimo y apoyo a los alumnos  que participan en un proceso que es esencialmente de  auto-educación;

● la valorización de la dimensión comunitaria: el barco  constituye una comunidad familiar y de formación en la  cual  crecer y vivir una vida sana, en la afirmación de la  interdependencia entre la educación moral e  intelectual;


Estos principios, en linea con el proceso pedagógico más avanzado del tiempo, se mezclan con ideas brillantes que la más avanzada investigación de la psicología educativa del siglo XX ha destacado y teorizado posteriormente:


● la valorización en términos educativos de la amistad  entre iguales y la relación intergeneracional entre niños  de diferentes edades nos lleva a los principios de la  llamada "educación entre iguales" (peer education);

● la importancia de la relación con los animales (los  perros Totò y Frufru del "Caracciolo") para la  superación de las 'laceraciones' afectivas que sufren los  niños abandonados y la educación de los sentimientos  se ha visto en las experiencias recientes de "terapia con  mascotas" (pet therapy);

● la invitación a los pequeños "Caracciolini" a que  contasen su existencia anterior a la inserción en barco,  que se tradujo en el desarrollo de textos autobiográficos  titulados "Historia de mi vida", es una clara anticipación  de la utilización de la "narración autobiográfica" como  camino hacia la reconstrucción consciente de la propria  identidad.

La experiencia de trabajar en el barco, que se inscribe sin duda como parte de las tradiciones de los oficios del mar y de los barcos de entrenamiento ingleses, revela de nuevo el amplio conocimiento de realidades culturales producidas por la cultura educativa internacional más avanzada, que había valorado la función de formación del trabajo manual, por un lado, reconociendo el valor de pensar no sólo en términos de reflexión teórico-abstracta, sino en términos más amplios que incluyen la inteligencia operativa y práctica, y por el otro haciendo hincapié en la importancia del trabajo para la formación social y ética de responsabilidad y de comprensión del concepto de bien común.

El individuo y la sociedad son de hecho inseparables y este proceso educativo funda una base democrática.


Fotos: it.m.wikipedia

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