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lunes, 14 de mayo de 2012

¿Se acabó el mito del hombre inconmovible?


En mi otro blog, ya había publicado un post (sigue el enlace para verlo) que, además de referirse a un tema en concreto, sugería indirectamente una comparación: 

antes del mensaje del escritor Francisco González Ledesma contra las corridas de toros que copié se veían dos fotos; la del intelectual con su camisa limpia y su aire pacífico y la del joven torero de rostro ensangrentado. 

La pregunta escondida, que yo dirigía especialmente al público femenino, era:


¿quién te agrada más? 

Nuestra cultura, la que hemos desarrollado hasta hoy, asocia tradicionalmente la figura del hombre a la demostración de valor frente al peligro. Y no sólo en acciones de rescate (el bombero, el socorrista... figuras que tan sólo desde hace muy pocos años también pueden ser femeninas) sino sobre todo en acciones violentas (en el mejor de los casos no dirigidas a mujeres o niños, pero a veces si, ya que en las generaciones inmediatamente anteriores a la nuestra todavía se suponía que el padre y esposo debiera mantener el orden en su casa) como la acción espectacular del príncipe de los cuentos que debe matar al dragón que vigila el castillo donde se encuentra reclusa la princesa, o el deber del soldado de ir a la guerra en nombre de la Madre Patria... pasando también por juegos y deportes crueles y sangrientos que, de hecho, todavía tienen en el imaginario de muchas personas un valor cultural.



Así que, no sólo el miedo sino también la sensibilidad y la costumbre de reflexionar y buscar más soluciones a un problema, hasta encontrar quizás métodos pacíficos, no eran sinónimos de masculinidad. La mayoría de las mujeres encontraban más atractivo el hombre inconmovible, aunque esto conllevara muchas veces su falta de sensibilidad también en los asuntos sentimentales. Lo recuerdo muy bien, pensando en mis tías y abuelas. De hecho, así se criaban los hijos varones.


Ahora los tiempos están cambiando, ellos reivindican su capacidad de probar una más amplia gama de sentimientos y al mismo tiempo un alto porcentaje de mujeres desea que su pareja tenga un carácter amable y valores éticos más cercanos al pacífismo. A pesar de eso, las figuras tradicionales de hombre y mujer no han desaparecido y las encontramos tanto en los medios de comunicación como en nuestra vida diaria. 


Pensé en esto, por ejemplo, cuando vi que el personaje de los Simpson que escogieron para representar el papel de la persona vegetariana (vegana = vegetraiana estricta y animalista) es Lisa. No es casualidad, me dije. Entre los miembros de la familia Simpson ha sido escogida ella. Ella es la niña sensible que se acerca a estos temas, no han pensado en un varón. Sin embargo, en la realidad hay un número siempre creciente de hombres que hacen lo mismo. Ya muchos saben que las proteinas animales, procedentes de matanzas, no son un alimento indispensable para adquirir fuerza y músculos, por lo tanto hay quien escoge consumir alimentos cruelty-free (libres de crueldad), pero... 


¿Hemos progresado en cuanto a la aceptación social de este fenómeno?


Agrandar la imagen
No me estoy preguntando si aceptamos la sensibilidad del hombre hacia la mujer, la amabilidad hacia nosotras... esto si creo que a todas nos guste, aunque por no caer en generalizaciones diré 'casi todas'. Mi pregunta es: ¿está cambiando nuestra percepción del hombre, en nuestro imaginario, están cambiando nuestros deseos, hasta el punto de encontrar atractivos y agradables los sentimientos y valores éticos de ellos hacia la sociedad en su conjunto?

¿Apreciamos la sensibilidad en un hombre
(en sentido general: como pareja, amigo o vecino)?


Lee la entrevista

Poco a poco el mundo está cambiando: hay fitness vegano, acróbatas de circos sin animales y siempre menos aspirantes a soldado (aunque hoy en día se ha incluido a las mujeres, la población que por diferentes razones no se alistaría ha crecido mucho).

Estos valores, los que mencioné y otros que no se me ocurren ahora, no van siempre juntos. Somos humanos, y hay quien desarrolla más sensibilidad hacia cietros temas y no hacia otros. Pero se puede decir que estamos viviendo un cambio epocal con respecto al significado que damos a la fuerza en general y también a la masculinidad. La fuerza interior, la capacidad de decir que no antes unas costumbres y reglas injustas, ya se valoran más.

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